lunes, 21 de diciembre de 2009

Tierra y viento, pero del viento

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Los jefes de Estado del mundo tuvieron
la oportunidad este jueves de disfrutar
de uno de esos vacíos discursos de Zapatero
que los españoles sufrimos tan a menudo.
"La tierra no pertenece a nadie.
Salvo al viento",
sentenció el presidente del Gobierno
en la cumbre de Copenhague.
(Volver)
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Kyoto dijo el día 20 de Diciembre de 2009 a las 15:50:40:
Ados, evidentemente no has comprendido el sentido de mi comentario. Que es un amargo lamento, en clave de ironía, al hecho de que los gobiernos tengan la potestad de decir y, lo que es peor, de legislar lo que les venga en gana escudándose en las urnas, como si estas fueran preceptos divinos o el criterio supremo e infalible de la verdad.

Es decir, que hago una crítica a la sobrevaloración de la autoridad que una concepción dogmático-absolutista de la democracia atribuye a los gobernantes. Los cuales, aprovechándose del "consenso", más o menos general, de la opinión pública respecto a su "autoridad suprema", no vacilan en imponer por decreto las mayores barbaridades contra el sentido común, los intereses y las tradiciones más arraigadas de un pueblo. Exactamente lo que está realizando el gobierno de Zapatero.

Finalmente en el citado comentario me permitía a hacer una llamada a la reflexión sobre las carencias extrapolíticas de nuestra sociedad (y quizás también de nuestra subjetividad) que hacían posible semejante abuso por parte de los poderes públicos. Carencias que, de no ser subsanadas harían inviable o ineficaz el mejor sistema político posible. (Y a la inversa, añado ahora, una sociedad rica de valores y bien anclada en la tradición, que da satisfacción a las necesidades más hondas y fundamentales de la naturaleza humana puede subsistir establemente con un sistema político "mediocre".)

Un saludo y pelillos a la mar.

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